Programa de Mejoramiento Nutricional
Cuando de mejorar la nutrición se trata, en América Latina y el Caribe debemos ser creativos para abordar las dos caras de la moneda: la desnutrición crónica y aguda, pero también sobrepeso y obesidad infantil. Este programa implementado en Bolivia afrontó este complejo desafío valiéndose de dos factores principales de innovación. El primero es que los mecanismos de evaluación facilitaron un diagnóstico a tiempo sobre la efectividad del programa, permitiendo implementar mejoras durante la primera fase de intervención. El segundo es que, en su segunda fase, los diseñadores del programa fueron creativos y sensibles en la forma en que los mensajes son transmitidos a los cuidadores: han generado un vínculo cognitivo y socioemocional a través de títeres, obras de teatro, juegos y otros recursos adaptados al entorno cultural y social de los hogares, enlazando así los mensajes con las emociones de los cuidadores.
Problemática
La desnutrición aguda y crónica en los primeros años de vida trae consecuencias a largo plazo, convirtiéndose en un factor de riesgo para la supervivencia de niñas y niños e impidiendo a quienes la padecen alcanzar todo su potencial cognitivo. Para combatir la desnutrición infantil, el gobierno de Bolivia implementó entre 2008 y 2011 un proyecto de monitoreo al crecimiento de niñas y niños menores de 2 años en un distrito particularmente vulnerable de la ciudad de El Alto. Además de realizar controles de peso y talla a domicilio, el programa ofrecía consejería nutricional y de higiene a los padres y cuidadores, junto con talleres de cocina que se complementaban con el suministro de micronutrientes y suplementos nutricionales a través de los centros de salud locales. Este proyecto tuvo, sin embargo, efectos no deseados relacionados con el sobrepeso de algunos niños y niñas participantes de esta intervención. Además, no se observaron cambios en el estado nutricional con relación a la talla por edad y en la prevalencia de desnutrición crónica.
Solución
Cuando hay buenas intenciones, se pueden redirigir esfuerzos para optimizar las intervenciones. En este caso, con la intención de corregir los problemas presentados luego de la implementación de la primera fase del programa de nutrición infantil en El Alto, Bolivia, se hizo un rediseño del proyecto para su segunda fase que comenzó en 2014. Así, en la fase II, el contenido de los mensajes de consejería nutricional incluyó detalles sobre lo que se debía hacer en términos de nutrición (aumentar la ingesta de productos ricos en hierro), pero también sobre lo que no se debía hacer (mantener un alto consumo de azúcares y grasas). Además, el monitoreo de peso y talla se delegó a los centros de salud con el fin de evitar crear incentivos para que los padres mostraran avances a través del peso de sus hijos. Finalmente se incluyeron métodos socioeducativos lúdicos y creativos adaptados al contexto social; en particular, se usaron títeres, teatros y canciones que usaban personajes y leyendas del lugar para transmitir los conceptos de nutrición e higiene de una forma más cercana a padres y niños.
Evaluación e Impacto
Se realizó un experimento de asignación aleatoria para evaluar el impacto del programa. La efectividad de la fase II de mejoramiento nutricional fue evaluada con 2.000 familias con una mujer embarazada o con niños menores a 12 meses. Estas familias fueron asignadas a un grupo de tratamiento —que recibió los componentes del proyecto de nutrición— o a un grupo de control. Algunos resultados aún preocupan: no se encontraron efectos significativos en indicadores antropométricos, anemia e higiene. Sin embargo, las buenas noticias son varias: Los resultados principales de esta evaluación indican que los cuidadores aumentaron sus conocimientos en nutrición infantil, así como el gasto en los alimentos recomendados y en la diversidad de la dieta en sus hogares. Además, en esta segunda fase, no se encontró evidencia de efectos no deseados de la intervención en términos de sobrepeso y obesidad.